El Barça se juega la Champions y la Liga en la semana más explosiva. En una semana diabólica se juega la temporada. Debe apelar a una segunda remontada épica para eliminar a la Juve, con más linaje, más camaleónico y mejor defensa que el PSG y que ha visto perder cuatro finales en los últimos veinte años; y el domingo, en la diada de Sant Jordi, visitará el Bernabéu con tres puntos por debajo del Real Madrid (con un partido menos) con la obligación de ganar y esperar otro error de los blancos. No es el momento más dulce del Barça pero nada está escrito en un fútbol que engancha por imprevisible y con un Messi en plena producción de goles ejerciendo un liderazgo contagioso y ejemplar. Tampoco es el momento de enviar mensajes como el que se lanzó desde el club tras el 3-0 de Turín que hablaba de ‘fin de ciclo’, un recado fatídico, devastador y sin pies ni cabeza, mientras Luis Enrique reprochaba falta de tensión a los jugadores y estos hacían mutis por el foro.
El partido ante la Real Sociedad no sumó adeptos. Si ante el PSG hubo tres semanas de por medio para masticar en voz baja que el milagro era posible, ante la Juve se van a citar los militantes a prueba de bomba. Estarán todos, crean o no. Dybala no es mejor que Messi, es un muy buen jugador y estará a punto. Allegri, impactado por el 6-1 a los franceses, ha declarado que si su equipo quiere pasar debe marcar dos goles. El duelo ante la ‘vecchia signora’ debe mostrar la versión más afinada de la defensa (ha encajado siete goles en tres partidos), una tensión colectiva asfixiante, poseer el balón y tener a Luis Suárez y Neymar en estado de gracia. Aunque suene mal, es una ‘liberación’ tenerlo todo perdido y todo por ganar.
La Juve y el Madrid medirán la temporada blaugrana. Todos tienen mucho en juego, Messi, Neymar, Suárez, las ‘vacas sagradas’ y los que buscan consolidarse. A pesar de las sensaciones, la semana más dramática puede ser la más ¿hermosa?.
